A los pies de Coyolxauhqui, Depeche Mode en la Ciudad de Mexico
Y en un escenario que lleva el nombre castellano del dios azteca Tonatiuh (sol), tres almas atormentadas inglesas se rindieron ante los pies de Coyolxauhqui, la diosa local de la luna, que lentamente ascendía sobre el sucio cielo de la ciudad de México.
Y en la expiación de sus demonios de cristal, 50 mil delirantes fans les ayudaron rezándole a su Jesús personal (dije Jesús, no Jebús), ese al que cuestionan en momentos de duda existencial y que en nada se parece al Jesús de los sacerdotes cristianos.
Esta noche, cada quien tiene su dios y los sacerdotes de esta noche son esos tres ingleses que han sobrevivido a sus excesos y su fama.
El cielo color de acero lentamente se había diluido. Al caer la noche, es negro con manchas grises. Afuera del Foro Sol los revendedores atacan como si fuera guerra florida: “ya trae boletos”, “se lo dejo más bara”, “¿le sobran o le faltan boletos?”, “No joven, yo no confío en su boleto impreso, quiero uno original”.